Aforismo gordo a modo de cuento
A la cojudez
Del tipo de cuentitos orientales que ya cansan: “Un campesino dejó su vaca en el establo, mientras se dirigía al campo a trabajar. A su vuelta, encontró que se la habían robado. Interrogando a testigos, descubrió que el ladrón había huido a la ciudad. Fue tras él. El otro, sabiéndose perseguido, abandonó la ciudad y pidió asilo en la siguiente. El campesino le siguió. Fueron así recorriendo una tras otra las ciudades del imperio, hasta que el ladrón no encontró donde refugiarse. A la vista de aquél, solicitó clemencia y le suplicó perdón por haberle robado el animal. Contestó el campesino: No te persigo para pedirte cuentas, sino para manifestarte mi intención de regalarte la vaca. Tú la deseas más que yo. Es tuya”. Para correrle a patadas.
Aforismo gordo nº 1
A lo que quieras pensar
“La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole (se suicidó a los 32 años); “El maestro y Margarita”, de Bulgákov (muerto a los 49, habiendo sido borrado del Parnaso literario); “Las aventuras del valeroso soldado Schwejk”, de Jaroslav Hasek (muerto a los 40); “Almas muertas”, de Gógol (muerto a los 43, después de haber sido inducido a quemar la segunda –y magistral, dicen– segunda parte de su obra); “Los papeles póstumos del Club Pickwick”, de Dickens (vivió algo más, tampoco mucho, pero profundamente infeliz); “El Quijote”, de Cervantes (para qué hablar)… Después de estos casos –no son únicos–, se está tentado de considerar que la sátira literaria se paga cara.
Aforismo gordo nº 2
A lo que te dé la gana de pensar
Le preguntaron a aquel sabio escondido en la montaña cuál era la mayor virtud que podía atesorar el hombre. “¿La bondad, maestro? ¿La perseverancia, la paciencia…? Dínoslo, que anhelamos escucharlo de tus labios”. El sabio entrecerró los ojos y meditó durante días. Al cabo de los cuales, dijo: “Ni la bondad, por alta que sea, que lo es; ni la perseverancia, sin la que ningún logro se alcanza; tampoco la paciencia, que permite soportar las situaciones más adversas y enriquece paralelamente el alma… Ninguna de ellas, junto a otras que están en el ánimo de todos, pueden equipararse a la capacidad de ser escurridizo. Nada más alto –subrayó, clavando la mirada en las atónitas faces– y, sobre todo, provechoso para circular por esto que llamamos vida. ¿Por qué mierda pensáis –agregó–, que tuve que refugiarme en estos andurriales, sino porque me faltaba semejante y capital pericia?” Se marcharon los discípulos. El sol poniente, escondiéndose tras los elevados picachos de perpetuas nieves, prestó su mortecina rojez a los endurecidos y polvorientos calcañares del perplejo grupo, barrenando la ladera en su descenso…
Aforismo gordo nº 3
A lo dulce y bueno
Las mujeres son más perceptivas e intuitivas que los hombres. También, más abnegadas y pacientes. Sin olvidar su mayor grado de empatía con los demás, principalmente los más dependientes y vulnerables, como los ancianos y los niños. Su capacidad de servicio es superior a la de sus homólogos varones. También son más prácticas y realistas, virtudes muy valiosas tanto en la empresa como en el hogar. Su gusto y su sensibilidad las colocan a un escalón más elevado al de los hombres. No hay ámbito ni tarea donde no puedan triunfar, si se lo proponen. Donde los varones sólo ven un obstáculo, ellas advierten la oportunidad. Empiezan de cero, sin rendirse, las veces que sea necesario. Administran con idéntica eficacia la escasez que la abundancia. Si en lugar de los hombres gobernaran las mujeres, el mundo sería un lugar más habitable, más justo y más benéfico. Cuando asesinan, en lugar del tosco cuchillo o la ruidosa motosierra prefieren el veneno.
Aforismo gordo nº 4
A lo inefable
Las nuevas generaciones escolares no podrán nunca comprender lo que sentíamos algunos el día último de curso. Esa turbadora e intensa sensación de regresar a casa desde el colegio, pisando premiosamente cada baldosa callejera, avanzando un paso para retrocederlo de inmediato, volver a repetir el movimiento, rodear juguetona y absurdamente cada manzana, demorarse contemplando un charco como si guardara un mensaje que fuera necesario descifrar, alzar la vista al cielo y asistir al bullicioso vuelo de gorriones y palomas, el tiempo como si se hubiera detenido pero, a la vez, corriendo presuroso hacia su meta, y tantas, tantas cosas, grandes y minúsculas, con el boletín de notas repleto de suspensos.
Aforismo gordo nº 5
Al ingenio depredador
(Resumen de novela también gorda): Actinio Sploshglash –el hombre más rectilíneo de su época– nació en fecha que podemos calificar de memorable: coincidió con eclipse de luna que glosaron, farragosos, los diarios. Creció con normalidad, Sploshglash. Espigó, le salieron barrillos en la cara. Opositó con idea de vegetar bajo el gobierno. Obtuvo plaza, festejó con los amigos. Matrimonió. Se reprodujo. Su personalidad se alteró en su paterno desempeño: abrumado, desaparecía durante días; al decir de muchos, entre brazos –y muslos– de mujer que podía ser su madre. Hijos y esposa acabaron por abandonarlo: les desazonaba su desatención supina. Maduró en edad Sploshglash, sus aladares se volvieron argentinos. El escalafón de su trabajo iba quedando a sus espaldas. Le entregaron en su jubilación un reloj de oro. A su muerte, recibió exequias vulgares. Un armadillo durmió sobre su tumba.
Aforismo gordo nº 6
A lo que yo te diga
En la eternidad, no hay pasado, presente, ni futuro. Todo tiene una presencia simultánea. Es como una película donde las escenas se proyectan a la vez, superponiéndose. No se trata de un momento infinitamente largo, contra lo que popularmente se piensa, sino de algo esencialmente inimaginable y que rebasa cualquier intento de aproximación intelectual. Solamente algunos lamas y la mística tradicional, sin olvidar experiencias, bajo supervisión médica, con alucinógenos… (Aquí se corta: hemos hecho algún intento de recuperar lo que sigue, pero llegamos hasta donde llegamos, qué pasa.)
Aforismo gordo nº 7
A lo que suena
Personaje de Balzac, en Ilusiones perdidas: “… El periódico, en lugar de convertirse en un sacerdocio, se ha convertido en un medio para los partidos, de medio ha pasado a ser un comercio; y como comercio, como todos los comercios, no tiene ni fe ni ley. Todo periódico es (…) una tienda en la que se venden al público palabras del color que se pidan. Si existiera un periódico para los gibosos, probaría mañana y tarde la belleza, la bondad y la necesidad de los jorobados. Un periódico ya no está hecho para ilustrar, sino para halagar las opiniones. De este modo, dentro de algún tiempo, todos los periódicos serán ruines, hipócritas, infames, mentirosos, asesinos; matarán las ideas, los sistemas y los hombres y perecerán por ese mismo motivo.”
Aforismo gordo nº 8
Al mercadillo de ilusiones
Personaje de J. B. Priestley, entre empresario periodístico y mecenas, en Los magos: “… Al fin y al cabo, las masas están logrando lo que querían. Quieren una seguridad razonable, comida, ropa, abrigo y atención médica, un poco de instrucción, aunque no demasiada, un trabajo fácil, pocas preocupaciones, tranquilidad, ni soledad ni temores, emociones colectivas, distracciones colectivas, un camino llano de la cuna a la tumba. Desde hace algún tiempo han comprendido que la vida es esencialmente insignificante, y por eso quieren participar en ella lo menos dolorosamente posible. Una cosa he comprobado repetidas veces, poniendo en peligro mi fortuna, mi carrera. Moveos en esa dirección, por ese llano camino y triunfaréis al punto. Id por el otro camino y os estrellaréis contra una pared. Probad de vender a la multitud un poco de auténtica libertad, no palabras vacías, trabajo intenso, responsabilidad, soledad, concentración, perspectivas de sufrimiento… y veréis cuántos compradores encontráis. Perfectamente. Podemos darles lo que necesitan. Ya se lo estamos dando.”
Aforismo gordo nº 9
Al trabajo honrado y al que no
El auténtico trabajo es el que se hace con las manos. Los ejemplos son innumerables: el campesino, que arranca su fruto a la tierra con mezcla de rudeza y sentimiento; el albañil, que erige los edificios donde moraremos, riendo, llorando, viviendo en suma con toda la carga de nuestra rica humanidad; el maquinista de tren, que comunica poblaciones posibilitando la riqueza y el conocimiento mutuo, confiriendo sustancia a la civilización de que formamos parte; el minero, que horada las entrañas de la tierra arrebatándole virilmente sus tesoros, para depositarlos a los pies del semejante, bien para su ornato o con objeto de calentarle en el invierno; el florista, que con el menudo picoteo de sus dedos confecciona primorosamente un ramo que, con su correspondiente tarjeta donde figura un verso, rubricará la promesa eterna de un amor…
Aforismo gordo nº 10
Al contraste de luz
Los animales son nuestros maestros. Principalmente hablando, las mascotas. Convivir con un animal que nos hace compañía es permitir que aflore un lado hasta entonces inadvertido de nosotros. Sacar aspectos del alma que ni siquiera sospechábamos que pudieran existir, como si fuera un continente nuevo que emerge de los mares merced a un cataclismo, rogando lo exploremos para rendirnos sus misterios. Sentirnos vivos, pletóricos, radiantes, capaces de crear un mundo donde no reine la injusticia. Esperar cada día un regalo, una promesa, una meada en el parqué o esos zapatos nuevos, que te salieron a cojón de mico, destrozados.
Aforismo gordo nº 11
A lo humano y lo divino
Herman, personaje de Bashevis Singer (“Enemigos, una historia de amor”): ‘Había visto una Biblia (…) La hojeó y encontró los Salmos: Ten piedad de mí, ¡oh, Yavé!, porque estoy angustiado. / La tristeza consume mis ojos, / mi alma y mis entrañas. / Pues mi vida se consume en el dolor, / y mis años, en gemidos. / Mi vigor enflaquece por la aflicción, / y mis huesos se consumen. / Soy el oprobio de todos mis opresores, / objeto de terror para mis vecinos / y de espanto para cuantos me conocen. Después de leer estas palabras, Herman se preguntó por qué aquellas frases se ajustaban tan bien a todas las circunstancias, a todas las épocas y a todos los estados de ánimo, mientras que la literatura secular, por buena que fuera, perdía vigencia con el tiempo.’
Aforismo gordo nº 12
A las cuatro reglas
El año tiene trescientos sesenta y cinco días, a excepción de un año de cada cuatro, al que se le debe sumar un día, quedando los días de este cuarto año en trescientos sesenta y seis. Si cada mañana tachas un día en el calendario, y vas contando lo tachado, cuatro años después comprobarás que lo que se afirma arriba es rigurosamente cierto, siempre a condición de que no omitas ni una sola mañana ese trabajo de tachar y contando al tiempo, anotándolo en una libreta paralela. Y si al conjunto de días de los cuatro años incluido el día de más correspondiente al año bisiesto, no te olvides de sumarlo -o sea, mil cuatrocientos sesenta y un días-, le añades una cantidad cualquiera que inmediatamente substraes, te quedas con la cantidad inicial, esto es, los mencionados mil cuatrocientos sesenta y un días. Pero como multipliques la cantidad indicada por cero, te quedas desoladoramente con nada, no importando ya por qué cantidad multipliques el cero resultante.
Aforismo gordo nº 13
A España
George Roux, “La guerra napoleónica de España”: ‘A pesar de su prodigiosa inteligencia, el emperador comete una falta frecuente -tan frecuente que casi es habitual- en los jefes de Estado: la de juzgar a una nación por sus gobernantes. Por no ver más que a los hombres que ocupan el poder, por carecer prácticamente de más contactos que con ellos, llegan a creer que el resto es una imagen suya, lo cual no es cierto. En aquel momento, (…), España puede parecer un país acabado, reblandecido, gastado, constituyendo una presa fácil. Tal visión es superficial. España no es, en sí, una nación que se desmorona. Por una parte está el pequeño grupo dirigente; por otra, detrás de él, está el pueblo español, un pueblo que sigue firme y conservando sus virtudes primitivas. Las máscaras de la corte de Madrid ocultan a los rudos campesinos de la vieja Castilla.’
Aforismo gordo nº 14
A los cacos
España tiene quinientos cuatro mil seiscientos cuarenta y cinco (504.645) kilómetros cuadrados. Su población se estima en cuarenta y seis millones cuatrocientos treinta y nueve mil ochocientos sesenta y cuatro (46.439.864) habitantes. De repartirse matemáticamente la completa superficie entre el total de españoles, nos tocaría algo más de diez mil ochocientos sesenta y seis (10.866) kilómetros cuadrados de territorio por cabeza. Muchísimo más de lo que, en términos generales, tenemos cada uno en propiedad. Salvo error -involuntario- en el manejo de las cifras, el nacionalismo catalán va a tener razón: España nos roba.
Aforismo gordo nº 15
Al corazón de piedra
“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”. (Lucas 16:19-31)
Lección maestra, ya no de religión; de psicología humana. Se expresa aquí la contumacia, que en tantos casos niega la mismísima realidad que hay delante.
Aforismo gordo nº 16
Al fruto
Si tienes cuatro naranjas, por un lado, y otras cinco, por el otro, puedes gritarle al mundo con plena autoridad que eres poseedor de nueve naranjas. Bien es cierto que, como empieces a comerlas, habrás de corregir tu aserto en sentido inversamente proporcional a su deglución. Sin embargo, comer naranjas no deja de ser una forma de tenerlas, ya que se incorporan a tu ser físico e, independientemente de que acabes quedándote sin naranjas -por haberte comido el total de nueve-, no importaría que siguieras jactándote ante el mundo como si las nueve naranjas hubieran permanecido intactas en el anaquel o frigorífico. Muchos no te comprenderán, así es la vida. Tampoco hay que comer sólo naranjas ni, menos, írselo contando a todo el que te encuentres.
Aforismo gordo nº 17
A la(s) palabra(s)
Mesa es mesa y silla es silla. Todo el mundo lo tiene claro. Por más que, a veces, nos sentemos en una mesa o utilicemos una silla como mesa. Árbol y arbusto son cosas distintas, nadie lo discute. Un pez no es un mamífero, aunque haya mamíferos que vivan en el agua y se desplacen en ella moviendo sus aletas. Distintos cuerpos físicos son la esfera y el ovoide, si bien es cierto que guardan no poca semejanza. Matrimonio es la unión estable y proyectada hacia el futuro entre un hombre y una mujer. Si se le da otro significado, con el pretexto de ampliar un derecho, estamos destruyendo el genuino. Para reconocer civilmente un derecho, no hace falta alterar o desfigurar otro. Cuando las palabras dejan de expresar -por ley- lo que han expresado siempre, para denominar algo diferente, hay en curso una operación ideológica de raíz totalitaria. Ha pasado antes.
Aforismo gordo nº 18
A la primera hora del día
En ocasiones, te resulta difícil leer porque se ha roto el vínculo con tu pasado. El pasado son las personas con quienes querrías hablar de tus amadas novelas. Unas han muerto y aunque quizás no te llevaras bien con ellas, no dejaban de estar a tu lado de algún modo. A otras no las conoces, ni las conocerás, se sitúen en el pasado o el presente. Las personas se van difuminando a tu alrededor, estás cada vez más solo y no tienes a nadie con quien compartir tus gustos. Ni siquiera te tienes a ti mismo, es como si hubieras desertado. Igual que el niño que fuiste un día y que no sabes en qué vuelta del camino dejó de acompañarte. Un día, miraste hacia atrás y ya no estaba. Aunque puede que se trate de un momento bajo. No es la primera vez que te ha pasado.
Aforismo gordo nº 19
l pensamiento positivo
No importa cómo te llames ni quién seas. No importa de dónde vienes ni a dónde vas. No importa tu destino ni tu origen. No importa tu equipaje ni lo que hayas hecho. No importa lo que hayas dejado en el camino. No importa lo que buscas ni lo que quieres conseguir. No importa si sufriste o disfrutaste. No importa las veces que pudiste equivocarte ni aquellas en que te sentiste defraudado. No importa las veces que lloraste ni cuando, derrotado, quedaste tendido en la cuneta. Cómo cojones meterte en la cabeza que nos importas a todos una mierda.
Aforismo gordo nº 20
A ella
Sé que estás ahí, escondida, camuflada, haciéndote pasar por quien no eres, esperando que me despiste, que mire para otro lado o que, simplemente, cansado, arroje la toalla. Eres capaz también de exhibirte con la máxima impudicia, desafiando mi observación minuciosa y poniendo en evidencia –sin peligro, quién mejor que tú para saberlo– tu exacta realidad. Confías en que no lo abarque todo, que mire mecánicamente o que, tomándome un respiro, me levante para estirar las piernas. Sabes que llegará un momento en que daré la labor por terminada, pasándosela a un segundo y a un tercero, que tendrán idéntico objetivo al mío. Y que tampoco estarán a la altura. Locuela, casquivana, pícara, buscas mi humillación y mi bochorno y que sienta, como otras veces que no puedo olvidar, la amargura del fracaso. Eres la ERRATA que persigue y encorajina a los autores.
Aforismo gordo nº 21
A la aritmética implacable
La humanidad se divide entre los que miden más de uno coma ochenta y cuatro metros, los que miden menos de uno coma ochenta y cuatro metros y los que miden exactamente uno coma ochenta y cuatro metros (éstos son los menos). Hombres y mujeres se distribuyen discrecionalmente en los tres grupos. Pero hay un detalle sobre el que conviene reflexionar: todos los nacimientos, sin excepción e independientemente del sexo de la criatura que viene al mundo (hay quien opina que a sufrir), pertenecen al segundo grupo, sin que haya uno solo que se adscriba a cualquiera de los otros dos. Hasta la fecha, nadie ha podido explicar satisfactoriamente el hecho.
Jajaja, me he partido de risa con esto!