INTRODUCCIÓN MORAL AL ASEO COTIDIANO

El verano va dando sus últimas boqueadas, aunque todavía podemos quemar un bosque más, borrar del mapa y para siempre un pueblo entero y otras cosas así de meritorias. Voluntad y empeño no han de faltarnos.

Ahora quiero glosar, como quien acaricia el lomo de un cachorro, un área que mueve millones. Me refiero al aseo y limpieza personales. Lo primero que hay que subrayar es el adjetivo ‘cotidiano’. Es verdad que los tiempos juegan a favor, pero aún quedan reductos que se muestran refractarios a la policía del cuerpo.

Cotidiano quiere decir, y significa, ‘todos los días’, haga frío, calor, estés cansado, jubiloso, triste o cualesquiera otras circunstancias físicas o morales. Nos atrevemos a poner un número, que coincide con los días del año: 365 jornadas, ni uno menos, si puede ser más, mejor. Y nada de cobardes subterfugios del tipo: esperaré un poco más, ahora hace frío, en el exterior todavía no han puesto las calles, juas, juas, etcétera.

Las dos zonas axilares requieren minucioso empeño. No podemos negar que de tiempos atrás, y merced a una campaña televisiva del Caudillo, se han dado importantes pasos en esta dirección. Pero aún quedan recalcitrantes, cuyo aleteo del mencionado espacio anuncia a su titular, muy manifiestamente mejorable. Seamos comprensivos, pero en ningún caso cómplices.

La zona glútea requiere tacto y osadía. La política de tierra quemada es lo indicado. Si hemos arrasado media España, ¿cómo no poder con esto? Un seguro servidor es optimista. Algunos son partidarios de la esponja. Esta columna la desaconseja con rotundidad: el material utilizado debe ser de un solo uso. No seas taba y gástate unas perracas. Tienes como ejemplo a las furcias del gobierno, que utilizan el rollo en sus alegres saunas como si no hubiera un mañana. ¿Rollo he dicho? ¡Mucho cuidado! Todavía se deja ver, en lugares alejados y recónditos, una especie que se denominaba ‘El elefante’, que dejara imborrables secuelas en su aplicación. Aunque si no te queda más remedio, porque eres pobretón y no formas parte del cogollo del meollo, qué le vamos a hacer. 

Tu turno llegará. No te desanimes ni arrojes la toalla: mejor que te la arrebaten, jubilosamente, en una performance de esas en las que las élites políticas -ellos, ellas- no tienen rival y se lo pasan pipa. Ya me irás contando.

30/8/2025

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